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CANFRANC
Es la piedra y el reino de la piedra
lo que sobre los hombres permanece
lo que sobre los hombres permanece
-de niño escondí en esta tierra mi
inocencia- después de que la lluvia haya cesado.
Aquí, el águila no importa,
no importa la víbora ni el sarrio.
Sólo la roca aupada contra un cielo azulado
es lo que importa.
no importa la víbora ni el sarrio.
Sólo la roca aupada contra un cielo azulado
es lo que importa.
la nieve, por el hielo. Preguntad
por la vida -yo la cogí por estos precipicios-
y nadie sabrá que responderos.
Es tan sólo la roca, lo repito,
lo que señala el valle y la vaguada.
El pueblo, monótono, se aburre,
se emborracha. No existe el horizonte. La roca,
esa mano de Dios petrificada, es la única señal
que al hombre aguarda.
Por José Antonio Labordeta.
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