En los últimos años el turismo de montaña ha crecido exponencialmente, pero los humanos no estamos preparados ni concienciados para adentrarnos en el medio natural sin dejar nuestra huella. Cuanta más información hay, menos caso hacemos. El tiempo es oro y no nos podemos permitir perder unos segundos que no vayan dedicados a la foto para nuestras redes sociales o ese tiempo que va en detrimento de nuestra marca en el crono de nuestro GPS.
Todos venimos a la montaña buscando imágenes como éstas...
... Pero desgraciadamente, cada vez hay más imágenes como éstas...
Sí, son imágenes desagradables para subir a un blog, pero es la realidad de todos los caminos y pistas de nuestras montañas. Por esto, para quien lo lea y pueda a su vez trasladarlo, quiero utilizar esta entrada para DENUNCIAR esta situación cada vez más habitual, y a la vez dar alguna pequeña idea para evitarlo en lo posible.
Estas fotografías no son mas qué una mínima parte de las que podría haber sacado en un paseo de 2 horas por los caminos cercanos a Canfranc Estación. Pero es lo que está ocurriendo en todo el Pirineo.
Quizás el aumento del turismo en Canfranc por la atracción de la Estación Internacional lleve consigo que lleguen personan no habituadas a convivir con la naturaleza (por no decir sin respeto alguno al entorno natural).
- Para aquellos que salen a correr o pasean con sus perros por la montaña:
Puedo entender que a veces nuestra mascota se aleja de nuestro lado y no sabemos si hace sus necesidades lejos de nuestra vista, pero para eso somos sus dueños, para estar atentos. Atentos a que no ataque o incomode a otras personas o mascotas, y por supuesto, atentos a sus necesidades. Y muchos pensarán - "si es biodegradable"- Exacto, así es, es biodegradable, y a la vez muy desagradable. Desagradable la imagen en medio del camino, su olor, y sobre todo si algún otro usuario de nuestras montañas llega a pisarlo. Por eso, no desearía que uno de estos descuidados dueños de perros pisasen uno de estos "regalos", de los grandes, y de otro perro que no fuese el suyo, impregnando su casa de ese aroma tan particular. De verdad que no es mi deseo.
En lugar de eso, lo que deseo es que pierdan 5 segundos en recoger el deshecho con su bolsa correspondiente o como mínimo, tomar una pequeña rama del suelo y alejarlo de la pista o el camino lo más posible, hacia una zona difícil de transitar.
- Para aquellos que comen en el monte:
Por supuesto que es maravilloso parar en un lugar con buenas vistas y tomarse un respiro a la vez que reponemos fuerzas con un tentempié y apagamos nuestra sed. O comer con buena compañía unos bocadillos en una hermosa pradera junto al río. Y seguiría siendo así para los siguientes visitantes si no fuesen recibidos por un envase de plástico vacío, una lata de bebida, una bolsa con restos, cáscaras de mandarina, pieles de plátano o papel de aluminio arrugado en una bola.
Todo lo que subimos para comer o beber, pesa mucho menos al bajar. Debemos llevar siempre con nosotros una bolsa para bajar los restos de basura hasta un contenedor. Las pieles, cáscaras o huesos de fruta son biodegradables e incluso se los comen algunos animales, pero si no los bajas (que es lo más correcto) Al menos que no se vea.
La mayoría de nuestros deshechos estarán allí cuando ya no estemos nosotros:
El vidrio, además de poder producir un incendio desastroso, tarda en desaparecer unos 4000 años. El mercurio de unas pilas puede contaminar hasta 6000 litros de agua. Una bolsa de plástico tarda en degradarse 150 años, y una botella unos 1000 años. Las toallitas húmedas aguantan unos 100 años, y los bastoncillos unos 300. Las compresas íntimas tardan cerca de 300 años en degradarse.
Las materias que menos tardan son; el aluminio, que tarda unos 10 años en oxidarse y convertirse en óxido de hierro, pero la pintura y el barniz de las latas ralentizan bastante más su descomposición. El papel y el cartón sin tratamientos tardan una media de 1 año en descomponerse, y los residuos orgánicos aproximadamente un mes.
- Y para los que hacen sus necesidades:
Hay que salir de casa con todo hecho, especialmente las "aguas mayores". Y por supuesto que será inevitable que en algún momento toque evacuar, pero al menos tomemos algunas consideraciones.
Para las "mayores" que suelen ser menos, en primer lugar, evitemos beber agua en el monte (llevémosla embotellada) y si es indispensable, tomémosla en fuentes o arroyos con una corriente continua, nunca en aguas estancadas ni ríos cercanos a prados. Tampoco abusemos de los frutos del bosque, especialmente de los que no tengamos total seguridad. Así evitaremos movimientos intestinales no previstos. Pero cuando toque, por favor, apartémonos unos cuantos metros del camino, hagamos un pequeño hoyo, y al terminar tapamos todo con tierra abundante y si puede ser pongamos una piedra grande encima para que no se desentierre.
Para las "menores", igualmente apartémonos del camino y en la medida de lo posible, no utilicemos pañuelos de papel para secarnos, la ropa interior soportará un par de gotas hasta que al llegar a casa nos duchemos y echemos todo a lavar. Para aquellas (sí, me dirijo al público femenino por causas evidentes) que se mojen un poco más como para necesitar secado a base de toallitas o pañuelos de papel, existen bolsas "Zip" que cierran herméticamente para depositar estos papeles y evitar que humedezcan otras cosas de la mochila por contacto.
Posiblemente aquellos que dejan el papelito en el monte sean los que después se quejan del excremento del perro de otro y viceversa, el dueño despreocupado del perro cagón despotricará de aquellos que dejan el papelito de la "última gota" en mitad del camino.
RESPETEMOS NUESTRAS MONTAÑAS